ES, 2010 | Pablo Domínguez falleció a los 42 años, en el escenario que tanto amaba: las montañas. Era sacerdote. Humilde, simpático y servicial, de los que nunca son noticia. Su vida ha llegado a cines de 18 países y aún provoca «efectos secundarios» entre quienes tengan el placer de conocerle.